おいでませ 西の京やまぐち -Información turística de la ciudad de Yamaguchi-

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Planificación urbana desde el período Muromachi (aprox. 1336–1573): La historia de la calle Tate Koji y la avenida Odono Oji

Planificación urbana desde el período Muromachi (aprox. 1336–1573) hasta finales del período Edo (1603–1868).

La historia de Yamaguchi se desarrolla a lo largo de numerosos períodos históricos, en los que destacan la edad de prosperidad bajo el liderazgo del clan Ouchi en los siglos XIV al XVI y su período de base estratégica durante la Restauración Meiji, que marcaría el inicio de la era moderna de Japón a finales de la década de 1860.

Cuando Ouchi Hiroyo se hizo con el control de las provincias de Suo y Nagato (que conformaban el actual territorio de la prefectura de Yamaguchi) aproximadamente en 1360, trasladó su residencia del antiguo enclave familiar en la zona de Ouchi (lugar del cual el clan adoptó su nombre) a la zona de Yamaguchi y comenzó a construir una ciudad inspirada en Kioto, antigua capital de Japón. Usando los recursos naturales de Yamaguchi, Hiroyo dispuso las calles de tal modo que su residencia estuviese en el centro. Las calles recibieron nombres que incluían Oji (avenida) y Koji (calle), imitando a las de Kioto. Hiroyo también estableció ramas locales de dos importantes santuarios de Kioto: Gion-sha y Kitano Tenjin. Éstos son los santuarios de Yasaka y Furukuma que conocemos hoy.

Tras Hiroyo, diversos líderes del clan Ouchi continuaron desarrollando Yamaguchi con las riquezas obtenidas a través del comercio con Corea y la dinastía Ming china. También se desarrolló una cultura propia de la ciudad de Yamaguchi, denominada actualmente cultura Ouchi. Entre otras acciones, se invitó a maestros de distintas disciplinas venidos de todo Japón, como el pintor de sumi-e Sesshu y el poeta Sogi. El clan Ouchi también se mostró tolerante con las culturas extranjeras, como ejemplifica el permiso otorgado al misionero Francisco Javier en 1550 para predicar el cristianismo en Yamaguchi. En una de sus cartas, Javier describe Yamaguchi como “la tierra de un gran señor de Japón”, y dice: “Es una ciudad con más de diez mil habitantes y todas sus casas están hechas de madera”. Estos escritos sirven como evidencia del gran tamaño que Yamaguchi tenía entonces.

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